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The following periodical appears in Anarchy Archives thanks to FLA, the Federacion Libertaria Argentina and their project, Biblioteca-Archivo de Estudios Libertarios.



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p9

De los siglos y se abren cada día nuevos horizontes. El camino de la verdad está empedrado de errores. A fuerza de equivocarse, el hombre, finalmente, encuentra la verdad. Y, gracias a los errores de nuestros antepasados, hemos alcanzado nosotros la suma de verdades que actualmente poseemos. No es posible, entonces, volver atrás.

SEGUNDO ERROR DEL MUERTO

Sócrates no hablaba tanto. A simple vista, se advierte que Cancela escribe largo y pienso corto. Sócrates, en cambio, pensaba largo y escribiría...nada. El filosofó de Atenas aseguraba que prefería escribir sus palabras en el corazón de los hombres, y no escribió, en consecuencia, una sola línea. El filosofó porteño, en vez de seguir el ejemplo de su maestro, prefiere, claro esta, escribir sus palabras en las columnas de "La Nación".

El discurso que nos ocupa comienza con una "remembrucia" al general Justo. Parece ser que Cancela tenía una deuda de gratitud con ese hombre que le hizo "experimentar una de sus impresiones mas hondas de civismo", y quiso, naturalmente, pagarla. La deuda del escrito era una cuenta vieja que contrajo allá por el ano 1921, cuando el general Justo "no había llegado a ministro" aun, y dirigía la Escuela de Cadetes, cuya "labor silenciosa no había hecho trascender todavía su nombre del ámbito militar".

Dos cosas llaman la atención aquí: la labor silenciosa del general Justo y la trascendencia de su nombre.

¿El trabajo de los militares se puede considerar un trabajo? ¿Qué es lo que se aprende en el ejercito fuera del manejo de las armas? ¿Y que objeto tiene el manejo de las armas, aparte del use que comúnmente se les da? O es que se va a comparar al trabajo de los militares con el trabajo de los cirujanos? ¿O es que la coincidencia de que estas dos profesiones se dediquen, como quien dice, a destripar al prójimo, significa que las cirujanos y los militares persiguen la misma finalidad? También los asesinos, a menudo, se apuntan con una craneotomia, pero entre la operación de un cirujano y la operación de un asesino se interpone heroicamente la cultura, y median, por lo menos, seis anos de universidad.

Nosotros consideramos trabajo cualquier operación útil o agradable a la especie. El trabajo de una prostituta, pongamos por caso, no es trabajo: es una porquería. Y el trabajo de un verdugo jamás puede englobarse en el orden moral de las profesiones humanas. El que hace funcionar la silla eléctrica no trabaja: asesina. El trabajo de los militares, para nosotros, es como el trabajo de los sacerdotes. Ya lo hemos dicho una vez: uno se pasa la vida haciendo cruces en el aire, y el otro en el cementerio. De la labor silenciosa del militarismo puede dar cuentas la guerra europea: veinte millones de muertos, sin contar los heridos y los mutilados.

¿O es que la muerte y la devastación ahora se consideran un trabajo?

TERCER ERROR FUNERARIO

Pasemos a la resonancia del nombre de Justo. Antes nadie lo conocía. Pero ahora, fuera de nosotros, ¿quién lo conoce? Y, aunque lo conocieran muchos, ¿de qué data su conocimiento? ¿Quién no conoce el nombre de Juan Moreira o de Mateo Banks? ¿Cuántos nombres andan por allí rodando de boca en boca, sin que por esto dejen de ser lo que son: nada? ¿Acaso el nombre de Alvear, que se pronuncia tanto, tiene algo de trascendente o intranscendente? ¿Los Fernández y los Pérez no suenan mas que el presidente de la Republica? ¿Qué ha hecho de particular el general Justo para que su nombre

The centuries and new horizons open every day. The path to the truth is paved with errors. By making mistakes man finally encounters the truth. And thanks to the errors of our ancestors we have reached the summation of truths that we currently posses. It is not possible then to return to the past.

SECOND ERROR OF THE DEAD

Socrates didn't talk so much. From a simple perspective, one realizes that Cancela writes long and thinks short. Socrates, on the other hand, thought long and wrote...nothing. The philosopher of Athens maintained that he preferred to write his words in the hearts of men, and not write, in consequence, one single line. The philosopher of Buenos Aires, instead of following the example of his teacher, prefers, it is clear, to write his words in the columns of "The Nation".

The speech that we deal with here begins with a "remembrance" of General Justo. It seems to be that Cancela had a debt of gratitude with the man who made him "experience one of his deepest feelings of civility" and he wanted, naturally, to pay him back. The debt of the writer was an old account made back in the year 1921, when general Justo still "had not become minister", and directed the Cadets School, whose "silent labor had still not been made to go beyond his name in the military sphere".

Two things here to call to attention: the silent labor of General Justo and the transcendence of his name.

Can the work of soldiers be considered a job? What is it that the army learns outside of using weapons? And what objective does the use of weapons have, apart from the use commonly given to them? Or is it that they are going to compare the work of the military with the work of surgeons? Or is it the coincidence that these two professions are dedicated, as one would say, to disembowel their fellow man, meaning that surgeons and soldiers pursue the same end? Assassins also, often, deal with a craniotomy, but between the operation of a surgeon and the operation of an assassin, culture heroically inserts itself and mediates the two with at least six years of university study.

We consider work as any operation useful or agreeable to the species. The work of a prostitute, lets suppose, is not work: it is a disgrace. And the work of an executioner can never be included in the moral order of human professions. He who makes the electric chair function does not work: he murders. The work of soldiers, for us, is like the work of priests. Already we have said it once before: one goes through life making crosses in the air, the other in the cemetery. To the silent labor of militarism we can attribute the European War: twenty million dead, without counting the injured and mutilated.

Or is it that death and destruction are now considered a job?

THIRD UNDERTAKER'S ERROR

We pass before the resonance of the name of Justo. Before nobody knew it, but now, outside of us, who knows it? And, although many knew it, from what did they date their knowledge? Who doesn't know the name of Juan Moreira or of Mateo Banks? How many names go around here passing from mouth to mouth, without this stopping them from being that which they are: nothing? Maybe the name of Alvear, which is said so often, has something transcendent on non-transcendent? The Fernandez' and Perez' don't sound more familiar than the President of the Republic? What in particular has happened to General Justo so that his name

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