The following periodical appears in Anarchy Archives thanks to FLA, the Federacion Libertaria Argentina and their project, Biblioteca-Archivo de Estudios Libertarios.

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El Advenimiento del Comunismo anárquico

El Socialismo antes y después de la Guerra

La guerra, fenómeno macabro, que aparició sobre la faz del planeta, llevando a los pueblos a un estado luctuoso de misería que no encuneira similar en la historia humana, ahogándola y cubriéndola con el velo Negro de la desolación y el espanto, haciendo arder los campos bajo el fuego de las granadas y contorsionando la tierra, destruyendo los hogares por la metralla mortífera de los canones, ha colocado al mundo en una situación procaria, jamás concebida por el hombre.

Todas las nociones de la mecánica adquiridas en muchísimo siglos, el esfuerzo de los sabios y los descubrimientos más reciente de la química, fueron puestos al servicio de la máquina destructora.

Pero se preguntará la posteridad si al lado de la química y de la mecánica no se han desarrollado e incrustado en los pueblos las concepciones filosóficas, si ellas no habrán estrechado más aún sus lazos solidarios, haciéndolos ver que ningún credo ni ideología religiosa los separa?

A decir verdad, todos los conocimientos marchan paralelos, desde la filosofía hasta la última rama del saber humana, pero en ese momento esciago, si iben las concepciones filosóficas y las nuevas ideas societarias, se hablan infiltrado?? En el corazón de los pueblos, éstos fueron escarnecidos y traicionados cobardemente por lo mismo que platónicamente se han abogado por el advenimiento de una nueva era de justicia, donde fueran abolidas las iniquidades de la explotación y la propiedad privada y los miembros de cada sociedad se encontraran en plena igualdad de derechos y deberes.

Con la ayuda de estos detractors de la clase proletaria, se descargó la gran tormenta desde muchos anos prevista y los gobiernos, fiel reflejo de la burguesía, se encontraron ante sus ojos, con un pueblo de castrados, maniatádos? Por los defensores del credo marxista, pudiendo poner en práctica sus bajos propósitos y satisfacer sus sórdidas ambiciones de pillaje.

El partido socialista en Italia, Alemania, Francia, Austra-Hungaria, y la casi generalidad de la naciones que tomaron parte en la conflagración, ejercia en aquellos momentos una influencia poderosa en las organizaciones obreras, casi todas imbuidas? Del espíritu parlamentario y la bondad del marxismo, formando con ellos un ejército poderoso que la permita llevar al parlamento un número considerable de diputados?.

El incremento que el socialismo iba tomando en la masas productoras, ofrecía esperanzas halaguenas que debían materializarse en un período mas o menos cercano, pudiendo hacer frente a la burguesía en cualquier momento que ésta quisiera poner en práctica medidas coercitivas o embarcarse en un fren de aventuras tan funebres como fué el de la guerra.

Pero cuando las fuerzas debían ser puestas en juego para detener la avaricia del capitalismo que amenzaba al mundo con un conflicto armado, largo y cruento, por la conquista de mercados y el antiquilamiento?? Moral y material de una de las partes en lucha, y los ideales revolucionarios, ostentados hasta el presente por aquellos que habían hecho de los gremios una palanca que se movía a su gusto y caprichos, los parlamentarios socialistas claudicaron votando fondos de guerra, y apoyando incondicionalmente a la burguesía, se asieron de sus brazos y marcharon juntos hacia la destrucción de los pueblos.

El momento era precioso para con una sola orden del comité ejecutivo del partido, declarar una huelga general revolucionaria que trocara la conflagración en una guerra civil que hiciera cercenar los privilegios seculars de la burguesía, o que por lo menos redujera a silencio las manifestaciones bélicas de los gobiernos, creándole a éste una situación de fuerza en la que su poder avasallador sería restringido.

El socialismo lejos de poner en pié de combate sus ejércitos, les auspicio con su actitud para que tomaran las armas en defensa de la burguesía, defraudanado las aspiraciones populares, sus pechos se inflamaron de orgullo patrio y se refugiaron en el silencio, haciendo apostasía de los principos marxistos sostenidos frente a la crítica irónica de los partidos burgueses en tiempos que ni la libertad ni la vida se arriesgaban.

Las fracciones encabezadas por Ferrali en Italia, Longet en Francia y el Partido Laborista Independente en Gran Bretana, lo mismo que las de Carlos Kautesuy en Alemania, Otto Bahuer y Federico Adler en Austria pusieron de manifesto su cinismo y espíritu refractario a toda revolución en los momentos precisos que debían poner en práctica los métodos revolucionarios de los cuales se hablaba con tanta elocuencia.

Esta retración y el reformismo que venía minando al partido socialista lo han imposibilitado para hacer una obra revolucionaria, poniendo en descubierto la falsedad que se había usado hasta ese momento y el espíritu burgués de que estaban animados.

Las torturas que han sufrido en los campos de este engano, los trabajadores europeos que se lanzaron por las vías parlamentarias, olvidando que para emanciparse de las garras de la burguesía, lo necesario es crear organismos en antinómia con las leyes.