Al Obrero
Hermano ya es la hora! Hermano ya es la hora! No llega a tus oídos la voz de la campana Que anuncia a los hermanos una alegre mañana. Hermano ya es la hora! Hermano ya es la hora!
Levántate sereno, llama a la compañera De tu dolor, llama a tus hijos y marcha, marcha Hambriento, helado, sin abrigo por la escarcha; Apura que a lo lejos te espera tu bandera.
Obrero, labrador que en las campiñas lejanas Dejas con el rocío de nuestra frente el grano Que fecundado en fruto ha de surgir lozano Para ser el pan nuestro de todas las mañanas.
Las tierras ya labradas, las bestias y la azada Con que mataste el bosque, los granos y el arado Con que dejaste el surco florido y perfumado Son tuyos y de todos los que no tienen nada.
Obrero del taller y la mina; prisionero Forjador de metales, pulidor del diamante Que otros buscan rífanos en un lecho distante. Para ser en el pecho de una joven, lucero.
Las joyas, los novios que surcan por los mares, La fábrica: la tumba donde dejas tu vida Son tuyos y de toda la gente dolorida; De todos aquellos que viven sin lugares.
Obrero fabricante del pan y los tejidos, Constructor de mansiones, conductor de señores A lugares lejanos a matar sus dolores Y la vida de hastío que los lleva vencidos.
Obrero, los tejidos, los trenes, las mansiones, El pan que nuestros brazos de Ciclops elaboran Son tuyos y de todos los que sufren y lloran; Son tuyos y de todas esas tristes legiones.
Obrero que mendigas lugar para tus manos Callosas y potentes en la labor humana Y te lo niegan; marcha, camina que mañana Habrá pan para todos y seremos hermanos.
Hermano ya es la hora! Hermano ya es la hora! No llega a tus oídos la voz de la campana Que anuncia a los hermanos una alegre mañana. Hermano ya es la hora! Hermano ya es la hora!
Eugenio Parajón Ortiz
To The Worker
Brother, the time is now! Brother, the time is now! The sound of the bell that announces a joyful morning Does not reach your ears. Brother, the time is now! Brother, the time is now!
Wake up serene, call the comrades Of your pain, call your sons and march; march Hungry, freezing, and coatless on the rime; Hurry, because in the distance your flag awaits you.
Worker, cultivator, who in a distant countryside Leaves, with the dew of our foreheads, the seed That will sprout lush fruit To be our daily bread.
The cultivated lands, the beasts and the hoe That killed the forest, the seeds and the plow That left the furrow flowering and perfumed Are yours and of those who have nothing.
Worker of the workshops and the mines: prisoner. Blacksmith, polisher of the diamond That others seek, an unattainable fortune, Pinned to the breast a young woman, shining.
The gems, the lovers that sail the seas, The factory: the tomb where you leave your life Are yours and of all of those who hurt; Of all of those that live without homes.
Worker maker of bread and cloth, Builder of mansions, conductor of gentlemen To far-away places where they kill their pain And their boring lives that carry them defeated.
Worker, the clothes, the trains, the mansions, The bread that our Cyclops arms make Are yours and of all of those who suffer and cry; Yours and of all those sad legions.
Worker who begs for a place for your hands, Callused and strong from human labor And they deny you; march, walk because tommorow There will be bread for all, and we will be brothers.
Brother, the time is now! Brother, the time is now! The sound of the bell that announces a joyful morning Does not reach you ears. Brother, the time is now! Brother, the time is now!
Eugenio Parajón Ortiz
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