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La Acción Socialista
Periodico Sindicalista Revolucionario
Aparece el 1 y 16 de cada mes.
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Numero suelto 10 cts.
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Redacción y Administración: SOLIS 924
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Column 1
No es cierto. A los componentos de la clase burguesa lo que le sobran son ideales. Y, nosotros observamos que el ideal del cura, es ser Papa, cuando no puede baja la prima hasta ser un simple sacristan de pueblo de campaña; que el ideal del militar profesional, es ser el general de más fama, cuando no le dá el naipe para tanto se conforma con ser el último soldado raso de un batallón; que el ideal del comerciante, es ser el primero de una nación, cuando las uñas no le dan para ser tan buen guitarrero se conforma con ser un simple bolichero; que el ideal del industrial, es tener bajo su mando miles y miles de obreros, cuando no puede se conforma con tener dos ó tres á quien explotar; que el ideal del politico de profesión, es ser presidente de la república ó Don Preciso de la situación, cuando no puede se conforma con ser agente electoral; que el ideal del literato y el poeta, es ser los hombres más nombrados, cuando sus inteligencias no les da para tanto van bajando por escala todas las categorías sociales hasta las filas de nosotros, los trabajadores; y, cuando no les damos <corte> por los grandes macaneadores que son, reniegan de su suerte, creyéndose genios olvidados, y se retiran de nuestro campo poco propicio á sus inspiradas <musas> diciéndonos con desprecio: <Vade retro!> <Obreros que luchan por el estómago!> <No nos comprenden!> y asi por el estilo todos los burgueses están saturados de ideales, ideales que, significan en términos claros y precios <primero yo y el que venga atrás que arree>. Nadie se sacrifica por otro; porque en estos tiempos de positivismo es pasar por sonsonatis. Y ninguno quiere serlo. Tienen razon. Otro tanto debemos hacer nosotros. Imponer á todo el mundo nuestra condición de productor de la riqueza social.
PRODUCCIÓN Y CAMBIO
Muchos trabajadores temen lanzarse á la conquista de mejoras por temor de perder éstas en el campo del consumo despues de haber sido conquistadas en el campo de la producción. Este temor, es el de todo individuo que, desconociendo por completo su fuerza y acción creadora, confía en una milagrosidad cualquiera, lo que sólo puede ser obra y gracia suya. Pero es el colmoque en nosotros los revolucionarios, ese temor tome cuerpo. Nos llamamos revolucionarios y progre( )stas, y creo yo, si como nos llamamos obramos, encontraremos con falicidad el medio de no perder en el consumo lo que ( ) en la pro( )ion.
Implantando comunidades de producción y cambio al carácter revolucionario, ese temor desaparece por completo. Si los trabajadores no saben resolver este problema práctico y de la vida diaria, menos sabrán resolver el de la sociedad futura que es mucho más complejo.
MEDIOS DE LUCHA
Las huelgas, boycots, sabotages, como todos los medios que están fuera de la legalidad y las leyes, son los medios de que nos valemos los trabajadores revolucionarios para conquistar nuestra libertad.
Es necesario que cada vez que nos lanzamos á la lucha, que los trabajadores que hayan observado los factores que entran en juego para nuestro triunfo ó derrota, los espliquen con claridad en las asambleas á fin de que todos comprendan el por qué y el cómo hemos ganado ó perdido, con el objeto de despertar la inteligencia de los obreros qué por primera vez vienen á nuestro campo á accionar contra la clase burguesa. Estas explicaciones son ventajosísimas para todos, porque son hechas sobre el campo esperimental. Y quedan más fácilmente grabadas en la memoria, y también porque tienen la virtud de aguzarse el ingenio para que otra vez no nos tomen de sopresa los acoutecimientos, preparándonos al efecto.
La huelga general revolucionaria como medio y como fin, es el arma política y propia de los trabajadores. Ella derrumba toda la legislación burguesa demostrando su incapacidad para continuar dirigiendo la sociedad, y dibuja en el horizante social la nueva humanidad de los trabajadores, sana, fuerte, robusta é inteligente, impuesta por la conciencia de clase cada dia más creciente, que adquieren en sus luchas diarias los obreros que conocen sus derechos.
LA EDUCACIÓN OBRERA
La educación obrera queda subordinada á la acción de clase que desarrollemos.
Cualquiera comprenderá que si desea de veras su emancipación completa tiene por fuerza que aprovecharse de todos los conocimientos útiles á sus fines para gozar de los beneficios diarios que le reporte su acción conquistadora. De aqui surge que nosotros nos creamos una educación, una moral, una cultura, un arte en todas sus manifestaciones, etc., completamente nuevas y propias que modelan la humanidad del porvenir. Esta nace con la acción satisfaciendo las necesidades de la vida.
Column 2
LA SOCIEDAD FUTURA
Como la clase burguesa al triunfar absorvió las clases vencidas imponiendo su condición de tal, del propio modo la clase obrera una vez triunfante absorverá la clase vencida imponiendo la condición de trabajador y asegurando con este sólo principio y fin: <No más deberes sin derechos, no más derechos sin deberes>, su existencia á todos los individuos.
LA SOCIEDAD FUTURA ES SOCIEDAD DE TRABAJO
En la sociedad del porvenir creada por nosotros, todos sus componentes tendrán que producir, aquél que no quisiere y, consumiera las energías de los demás componentes de la sociedad trabajadora, nos encargaremos de darle su merecido por atentar como párasito nuestros intereses.
MI CREENCIA
Creo haber demostrado que las clases sociales existen y se definen con más propiedad cuando la lucha es más intensa, dividiéndose éstas por intereses completamente opuestos y enemigos naturales en dos grandes grupos: la clase burguesa dueña del todo y la clase obrera divorciada de ese todo.
CONSIDERACIÓN FINAL
Nuestra marcha es ascendente; nace con la pequeña mejora, se desarrolla con la acción de clase que ejerzamos y busca cada vez más amplios horizontes hasta perderse en la satisfacción completa de la vida.
Emilio M. Basterrica.
Acción Sindical
1
Los fenómenos que se suceden en el taller capitalista y que repercuten intimamente en la vida de obreros, solo empiezan á ser modificados cuando se inicia la lucha contra el patronato.
Al principio se originan conflictos por cuestiones de carácter inmediato que se refieran á la medida del salario, á la duración de la jornada de trabajo, y á la reglamentación interna. El conflicto no resuelto por medio de transacciones produce la huelga.
El patronato en línea general, acostumbrado á considerar á los obreros como cosas manejables á su entera satisfacción, y aun no aleccionado por las revueltas de sus asalariados, en un primer momento se resiste á ceder las mejoras ó hacer las modificaciones que piden los trabajadores.
Después de agotados los procedimientos propios de la suplica ó pedido, los obreros descubren que valiéndose de su calidad de productores pueden hacer ceder al patronato. Les basta negarse á trabajar. Abandonan los lugares de la producción, paralizando ó desorganizando su funcionamiento. De este modo ponen en peligro la ganancia patronal, y trastornan la organización del consumo. La huelga paraliza, suprime ó trastorna la producción, circulación y consumo:.. Y llevada á su límite extremo obligaría á los no productores á trabaja para vivir.
La huelga no tiene solamente un valor negativo, que por la fuerza que desarrolla obliga al patronato á hacer tal ó cual concesión, ó le eliminaría del campo de la producción cuando ella fuera un movimiento general y revolucionario. Es también la expresión del movimiento directo de las masas obreras, y al mismo tiempo provoca una serie de transformaciones en el campo de la producción y el proletario, que es interesante seguir para comprender todo el valor revolucionario de la acción sindical de los trabajadores que luchan contra el patronato y el Estado.
Para comprender su valor transformador y educativo hay que tener presentes las condiciones morales é intelectuales de los obreros que aun no han iniciado la lucha y viven en el taller como lo determina su funcionamiento capitalista, con la correspondiente falsa concepción económica y la moral de esclavos que bajo múltiples formas y maneras les fue instilada por el capitalismo y sus agentes.
El obrero piensa ingenua y falsamente que si él trabaja y percibe un salario es porque el capitalista ha querido emplear sus capitales en la producción. Esta concepción que es el fondo de todo razonamiento que hace el obrero cuando piensa y discurre sobre asuntos que se refieren á si vida como asalariado, implica la creencia que el salario y sus variaciones, lo mismo que todo aquello que se refiere á la vida del taller, es determinado por factores extraños á su voluntad que escapan á su alcance; y que el trabajo que le proporciona medios de vida es debido á la gracia del capitalista á quien debe agradecérselo.
Las consideraciones teóricas, los razonamientos tendientes á demostrar lo erróneo de tal concepción no llegan á convencer porque los obreros no saben abstraer, ni generalizar, á causa de su incapacidad para encadenar lógicamente los hechos aislados y porque su mentalidad es profundamente
Column 3
Modelada por la burguesía. Y no solo no llegan á convencer sino que ni tampoco logran transformar la psicología del obrero explotado y sumiso, haciendo de él un obrero revolucionario. Dadas esas condiciones mentales y morales de los obreros es necesario que algo material, bien visible y palpable se presente á los ojos y consideración de ellos para que puedan comprender y analizar.
La huelga provoca una situación material tan visible y de tan inmediato efectos que impresiona viva y profundamente á los obreros. Es una impresión fundamental para la transformación del alma del obrero sumiso.
La huelga es un hecho nuevo que origina una serie de situaciones materiales igualmente nuevas y ni siquiera nunca imaginadas.
Cuando el patrón perdía uno ó más obreros, por cualquier causa, el funcionamiento del taller no se entorpecía mayormente, y la paralización parcial á que pudiera dar lugar no llegaba á revelarles á los productores el valor y el rol de ellos en el trabajo. Se necesitaba un hecho que por su extensión y efectos inmediatos diera la impresión que era imposible obtenerse con la salida accidental y aislada de uno ó varios obreros. Un hecho grande, inmediato y de conjunto, y no una fragmentación de ese hecho, repetido de trecho en trecho, aisladamente y sin encadenación. La huelga en un taller ó en todos los talleres es ese hecho.
Ella provoca una situación material en la que intervienen intereses y pasiones, desvinculando á los obreros en sus relaciones con la producción y con el patronato. El trabajo se paraliza, los obreros han dejado de producir, el taller sin vida y los instrumentos de trabajo inertes, el capital no gana y los capitalistas no son capaces de poner en movimiento nuevamente al taller después de la deserción de los obreros.
Es una situación tan real y tan tangible que en el cerebro de los obreros se despiertan reflexiones, y hacen consideraciones y comparaciones hasta entonces ninca hechas. Ven que el taller ha caido en la inercia por su sola voluntad; y que la continuidad de la producción depende de sus esfuerzos.
Es una enseñanza que les brinda la experimentación que están haciendo en los momentos de lucha. Y ella no tiene el simple valor de una constatación objetiva, sino que ella trae aparejada la consiguiente exaltación personal del obrero como productor y elemento activa y vital del taller capitalista.
La falsa concepción económica y la moral de esclavos empiezan á ser sacudidas y transformadas. La frecuencia de las huelgas, por la repetición de esa situación material, repite y reproduce las mismas ó parecidas impresiones que se fijan y terminan por convertirse en las nociones imborrables de una nueva psicología que se va formando.
La acción directa de los obreros provoca situaciones claras que sirven de pedagogía social profundamente fecunda.
El patrón aparecía como hombre <bueno> ó <malo>, con ideas <viejas> ó <nuevas>, como <filántropo> ó <déspota>, como <judío>, <masón>, <católico>, <liberal> ó <socialista>; pero durante el conflicto se presenta como lo que es en la realidad de la vida económica, como capitalista, explotador y opresor de los trabajadores.
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