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-nicarse y de electrizar al auditorio... Y cuando pálido y trémulo desciende de la tribuna, la sala entera tiembla por el estadillo de los aplausos.
Es valentísimo hasta en la discusión en privado, y sabe convencer y atraer como pocos la simpatía de los demás hacia sus opiniones. Estando versadísimo en la ciencia histórica, especialmente en todo lo que se refiere á los movimientos populares, se sirve maravillosamente de esta su especial y vasta erudición para ilustrar y reforzar con ejemplos y analogías originalísimas é imprevistas todas sus aseveraciones. Por eso su palabra adquiere una fuerza de persuasión extraordinaria, aumentada por la sencillez y evidencia de sus exposiciones, que acusan á la vez en muchos casos profundos estudios matemáticos.
Esto por lo que respecta á sus dotes oratorias; mas si buscamos sus facultades de escritor, veremos en Kropotkin al productor de labor científica y filosófica, ardiente, atrevido, infatigable. No es amante de fabricar libros de muchas páginas; más bien se dedica á estudios claramente desarrollados y propios para periódicos que defienden la Causa. No obstante, de algunos de esos estudios una casa editora parisiense, la casa Stock, ha formado dos volúmenes, que ha titulado La Conquête du Pain y Paroles d'un Révolté. El primero de esos libros, especialmente, es universalmente conocido. Ha sido traducido en todos los idiomas, y las ediciones se suceden constantemente. Además, loa grupos de propaganda organizados en todos los países editan en forma de folletos sus trabajos, y todos los días le sorprende ver en páginas numeradas y encuadernadas los artículos que ha escrito para determinado periódico ó revista.
Y si como orador y escritor es todo un talento, como hombre reúne igualmente condiciones no comunes. Dice siempre la verdad pura y escueta sin miramiento alguno, ni por el amor propio del interlocutor ni por cualquier consideración que sea, y este es el rasgo más brillante y simpático de su carácter. Se puede creer absolutamente en cada palabra suya. Su sinceridad llega á tal punto, que alguna vez le sucede que en el ardor de la discusión le acude de improviso á la mente una consideración nueva que le hace pensar. Y súbitamente se interrumpe, se queda un momento todo absorto en sí y después se pone á meditar, haciendo en alta voz su pró y el contra del opositor. Otras veces hace esta discusión mentalmente, u dirigiéndose á su atónito adversario después de un momento de silencio, le dice sonriendo: "Tiene usted razón". Esta sinceridad absoluta lo hace el mejor de los amigos, y da un peso especial á favor de lo que sostiene, ya sea alabando ó vituperando alguna cosa.
Tal es Pedro Kropotkin, el ilustre hombre de ciencia, el propagandista ferviente, el agitador constante, el príncipe que renunció á los honores de la corte para sufrir las penalidades del encierro y la persecución tenaz de los esbirros, todo en holocausto de la emancipación de la humanidad.
...and electrifying the auditorium... And when he descends from the stand, pale and shaking, the entire audience trembles with the roar of applause.
He is even brave in private discussions, and he knows how to gain others sympathy for his opinions like no other. Being extremely well versed in scientific history, especially in everything referred to as social movements, he uses his knowledge to illustrate and reinforce his ideas using original and unforeseen examples and analogies. That is how his word acquires an extraordinary persuasive force, amplified by the simplicity and evidence of his examples that in many cases make use of profound mathematical studies.
If we look at his works as writer, we will see in Kropotkin the producer of scientific and philosophic labor, ardent, daring, indefatigable. He is not a fan of producing lengthy books; more so he dedicates himself to clearly developed studies appropriate for periodicals that defend the Cause. Nevertheless, a Parisian publisher has put together two volumes of his work entitled The Conquest of Bread and Words of a Rebel. The first volume of these is universally known. It has been translated into most languages, and new editions are constantly coming out. In addition to this, organized propaganda groups in every country put his works into pamphlets, and every day he is surprised to see his articles that were originally intended for certain magazines or newspapers reprinted in pamphlets and books.
And as much as he is a talented writer and speaker, as a person he also brings together people of different conditions. He always speaks the pure and simple truth without ever hesitating, not for the love of speaking nor for whatever it may be, and this is the most brilliant and welcoming aspect of his character. One can believe in absolutely every word he says. He sincerity is so great, that if in the ardor of discussion he will sometimes come across a new consideration that will make stop and think. Every once in a while he will interrupt himself, completely absorbed in thought for a moment, and discuss out loud the pros and cons of his opposition. Other times he will have the discussion mentally, and after a moment of silence he turns to his adversary and says smiling: "You are right". This absolute sincerity makes him the best kind of friend, and gives a special weight to whatever argument he is making, whether it be praising or denouncing some thing.
Such is Kropotkin, the illustrious man of science, the fervent propagandist, the constant agitator, the prince who renounced the honor of the court to suffer the punishments of imprisonment and persecution, all as a sacrifice for the emancipation of humanity.
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