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Acción Libertaria
Boletín del Comité Regional de Relaciones Anarquistas
Año I Buenos Aires, Setiembre 1 de 1933 No 1
POSCION DE LUCHA
Contra la Ofensiva de Arriba
Constatamos en el actual momento de la lucha social una realidad a primera vista desconcertante, desalentadora para quienes no penetren en el fondo del fenómeno: la ofensiva viene exclusivamente desde arriba, desde las clases explotadoras y sus órganos de represión a cargo del Estado.
Sucede lo mismo en el orden económico, en lo relativo a la situación de los trabajadores frente a los patrones, que en la faz política, esto es, en la situación de esos trabajadores en su calidad de hombres actuantes y organizados con propósitos de transformación profunda de la sociedad.
Son los patrones, en la ciudad y en el campo, no importa el pretexto que invocan, quienes fijan a su antojo el nivel de los salarios, irrisoriamente bajos; quienes recargan el trabajo, adoptan sistemas "racionalizados" de explotación, anulan todas las mejoras logradas por los trabajadores, se burlan escandalosamente de las llamadas leyes obreras que no eran más que concesiones aparentes consagradas por la legislación y que hoy no son ni eso siguiera: tratan en suma, al productor con entera "libertad" burguesa es decir, tal como lo han tratado antes que la organización obrera fuera un freno eficiente a su voluntad omnímoda: como a un ente pasivo que se diferencia de un esclavo en el hecho de que se la reemplaza sin costo alguno. Realidad esta que lo es, mayor o menor grado en todos los países, más pronunciada allí donde el régimen fascista impera descaradamente, mas atenuada en done aún se mantiene el simulacro de la democracia. Sea que se invoque la soberanía absoluta del Estado, como en Italia y Alemania, sea la necesidad de restauración nacional como en Estados Unidos o la Argentina, lo cierto es que al trabajador se lo coloca en condición pasiva, destinado a sufrir todos los males resultantes del periodo de bancarrota capitalista, sin medios ni derechos oficialmente, reconocidos de resistir a la inaudita depresión de su existencia, víctima propiciatoria de todas las combinaciones que los amos del mundo ensayen en su afán de salvar su sistema que amenaza ruina definitiva.
Falta de resistencia
No impresiona tanto el hecho de la ofensiva cerrada y despiadada de la clase capitalista contra el nivel de vida del trabajador como el de la falta de resistencia digna por parte de estos. La burguesía industrial y terrateniente sabe que puede rebajar hasta lo indecible los salarios, pisotear la dignidad de sus explotados, arrojarlos en cualquier momento al hambre de la calle, en la seguridad de que otros más deprimidos y hambrientos ansían hallar la oportunidad de obtener siquiera un mísero mendrugo y no tardarán en ocupar el puesto de los primeros aún en condiciones más bárbaras. Por saberlo proceden los burgueses, como proceden.
Así, las provocaciones se suceden a las provocaciones y la acción obrera no se deja sentir no aparece de inmediato, la defensa proletaria, la resistencia organizada contra la explotación que nos vuelve a las épocas anteriores a toda organización de los trabajadores. Hablamos particularmente del caso de la Argentina donde las luchas del proletariado contra todos los poderes han creado una verdadera epopeya. Aquí, donde en las más adversas circunstancias del pasado se ha luchado con tesonera energía y se ha puesto freno a la prepotencia de patrones y gobernantes, ahora, apenas se registran movimientos de defensa por parte de los núcleos de avanzada anarquista, movimientos que a pesar de su porfiada actividad no logran provocar en el grueso de la masa el eco suficiente como para constituir una repuesta apropiada a la desmedida opresión.
Nosotros, anarquistas, situados en el terreno de la lucha permanente e irreductible, constatamos el hecho objetivo, sin desaliento y sin sorpresa. Nos explicamos perfectamente lo que ocurre. El proletariado del país ha creado sus órganos de lucha y ha educado su mentalidad siguiendo el ritmo de la propia sociedad capitalista en cuyo seno se ha desarrollado. Se había desenvuelto en periodos de relativa prosperidad, cuando el capitalismo ascendente podía ceder sin peligro para su estabilidad. La situación actual es muy distinta. La burguesía, enredada en las contingencias de una crisis difinitiva, se siente frene a un abismo y teme hundirse en el primer paso que retroceda. De ahí que se empecine ferozmente en salvarse a costa del mismo proletariado extenuado, de ahí que apele a medios de reacción juzgados imposibles. De ahí también el gran desconcierto que momentáneamente enerva a los trabajadores, no habituados a lucha en las nuevas condiciones creadas, convencidos además de la imposibilidad de las viejas reivindicaciones de carácter limitado y sin arrestos todavía ara lanzarse a una lucha de la intensidad y el vigor que las circunstancias exigen, lucha que puede y debe ser decisiva.
Agréguese a esa desorientación producida por las nuevas modalidades del capitalismo, la obra paralizante de los políticos introducidos en los organismos obreros y el efecto directo de la represión y se tendrá una explicación suficiente del actual estado de atonía proletaria, estado que de ningún modo puede ser permanente y que debe ser y será superado por la tesonera acción de los libertarios, conscientes de la responsabilidad que les corresponde como vanguardia en la lucha social.
Represión creciente
Siempre, hasta ahora, la represión violenta del Estado era una respuesta a la acción insurgente de la masa. Era la lógica reacción. Hoy el fenómeno no se produce de igual modo. Nunca como ahoca se han extremado las medidas de violencia gubernamental. Negación de conquistas elementales, leyes de excepción, cárceles, torturas, deportaciones, cuanto ha inventado la imaginación autoritaria es puesta en juego por los gobernantes, los más democráticos inclusive. Todos ellos dan la impresión de estar dominados por un invencible pánico, de prepararse a resistir a un enemigo terrible contra el cual todas las precauciones son pocas.
¿Por qué, si como vemos, el pueblo soporta todo con la más irritante pasividad, si ningún movimiento de protesta turba en este momento de insoportable normalidad burguesa?
Es que los gobernantes – agentes de seguridad de la burguesía conocen bien la precaria situación del régimen. Saben que este se debate en un equilibrio inestable, que materialmente ha hecho bancarrota, que sus problemas son insolubles dentro de las instituciones vigentes. El pánico de la burguesía y de los gobiernos obedece a que ellos prevén y temen la final insurrección de las masas. Mejor informados que la gran mayoría de los trabajadores, comprenden la imposibilidad orgánica de mantener por largo tiempo el actual estado de cosas, si a los conflictos propios de la descomposición económica se agregara la arremetida revolucionaria del proletariado. La presente pasividad de este no los tranquiliza porque intuyen que ella ha de tener un término. Y por eso, dispuestos a consumar sus últimos – recursos – los de la cruda y descarnada violencia – montan con cuidado el aparato de la represión confiado aun en salvar su privilegio de la catástrofe que ellos han precipitado.
Si no existiera ese temor y esa obstinación ninguna explicación tendrían las medidas de violencia sistemática que sin excepción alguna planean y practican todos los gobiernos.
La insurgencia proletaria
Admitido esto, que para nosotros es evidente, resulta que los proletarios, los hombres que ansían la transformación justiciera de la sociedad, tienen, a pesar de la situación actual, amplios motivos de confianza en el porvenir. La violencia que emplea la burguesía no es síntoma de salud sino de decadencia y desesperación. El sistema de la explotación opresora está más cerca de su ocaso que cuando permitía las "liberalidades" de otro tiempo. Solo que los poderes establecidos no se resignan a desaparecer, ni desaparecerán de por si, por decreto de una pretendida fatalidad histórica. Hace falta más que nunca la acción consciente, decidida y audaz del proletariado. Hace falta, esa acción insurgente que los gobiernos temen por sobre todas las cosas y contra la cual dirigen todo su arsenal de leyes y de armamentos. El férreo dilema: REBELARSE O PERECER se presenta con relieve vigoroso ante el proletariado, que tiene ya hartos y dolorosos ejemplos de lo que significa la hegemonía absoluta de las clases privilegiadas, de lo que representa LA SOLUCION BURGUESA DE LA CRISIS, ESTO ES, EL FASCISMO, LA DICTADURA, LAS MASACRES BELICAS. O buscar la salvación por las vías de la revolución socializadora y libertaria o resignarse a caer en un abismo de esclavitud y abyección. La decisión por la primera alternativa que tanto temen burgueses y gobernantes es un problema de voluntad, de energía y organización que los anarquistas ofrecen al proletariado, conscientes de que su solución depende solo del proletariado y dispuestos a asumir la integra responsabilidad de la iniciativa en la lucha. OPONERSE CON TODAS LAS FUERZAS A LA OFENSIVA CAPITALISTA Y ESTATAL PREPARASE A TOMAR A SU VEZ LA OFENSIVA SON LOS OBJETIVOS GENERALES QUE OFRECEMOS A LOS TRABAJADORES EN ESTE MOMENTO DECISIVO DE LA EVOLUCION HISTORICA.
Nuevos métodos
Como condición previa se requiere que los trabajadores rectifiquen los hábitos adquiridos en el periodo de la democracia y de la "normalidad" que ha terminado para siempre.
La organización obrera revolucionaria, declarada delictuosa, debe afirmarse más que nunca aprovechando los lugares mismos de trabajo constituyendo núcleos de propaganda y orientación que pueden ser la base de verdaderos comités de taller y de fábrica. Debe perfeccionarse el sistema del trabajo subversivo en la clandestinidad, a fin de neutralizar enteramente el efecto de las represiones. Simultáneamente con la obra combativa debemos encarar el estudio de las posibilidades inmediatas de un movimiento social revolucionario, tanto en el aspecto insurreccional como constructivo.
Pena de Muerte
Como era de prever, el Senado ha aprobado la reimplantación de la pena de muerte como también diversas medidas represivas, que algunas limaduras como homenaje a la hipocresía democrática, representa el tristemente célebre proyecto de Sánchez Sorando.
Dejemos para otros escandalizarse ante el inaudito atentado que esto implica, contra elementales conquistas del derecho. No es tiempo de aspavientos ingenuos ni de solemnes invocaciones a la cultura y otras yerbas. Los senadores que votaron esas leyes han cumplido con la misión que les corresponde. Se ha hablado tendida ciencia del derecho, sino de forjar las más violentas armos de represión. Están demás los argumentos jurídicos y humanitarios contra la pena de muerte. No es la delincuencia coman, consubstancial al sistema, lo que se intenta reprimir, sino trata de exterminar físicamente a los revolucionarios sociales, a los anarquistas. Bien claramente se __ expresado y hay ___. Conviene que se confié cada vez menos en las garantías jurídicas y en las conquistas del derecho. El azar de una votación precaria basta para arrasar con esos chirimbolos. Menos aún: el capricho de un polizonte cualquiera. ¿Qué les aprovecha a los que son destrozados por la inquisición policiaca el hecho que la ley no autorice castigos corporales? ¿Y acaso, sin pena de muerte, la policía no ha asesinado impunemente a hombres a quienes ella misma había rodeado de una fama terrible? ¿Entonces?
Pena de muerte. Varios años de prisión por "delito" de propaganda. Recursos lógicos del Estado, que de uno u otro modo se aplicaran, como ya se están aplicando. Dentro o fuera de la ley, poco importa. Lo esencial es saber defenderse. A cada arma corresponde su contraria. La represión nunca logro sofocar la rebeldía sino hacerla más violenta y enconada. Es bueno que lo sepan los apóstoles del orden y también que los sepan los trabajadores a quienes se quiere aterrorizar con las nuevas medidas aprobadas.
En cuanto a los anarquistas, a los revolucionarios de verdad, demás está decir que no serán amedrentados por unas leyes más o menos. En la lucha. Todo está en saber responder adecuadamente. Y los anarquistas han probado que saben responder.
De donde resulta, que la actitud del Senado, aunque perfectamente lógica, resulta completamente inútil.
Libertarian Action
The Newsletter of The Regional Committee of Anarchist Relations
Year I Buenos Aires, September 1st 1933 #1
Fighting Position
Against The Upper Offensive
In the actual moment of the social fight we find at first look a disconcerting, desolate reality for whom it doesn't penetrate the bottom of the phenomenon: the offense comes exclusively from the top, since the exploited classes and the organs of repression charged by the State.
The same thing happens in the economic order, in the situation facing the workers in relation to their bosses, that in the face of politics, this is, in the situation of those workers, in the quality of their actions and organized with the purpose of profound change on their society.
It's the bosses, in the city and in the countryside, the pretext they invoke doesn't matter, who set their sights on the level of their salary, laughably low; who reload the work, adopting "rationalized" exploitation systems, cancel the best achievements of the workers, they laugh scandalously at the so called workers laws than weren't more apparent concessions consecrated by the legislation and that today aren't even that; discussed in short, to the producer with full bourgeois "freedom" for example, like how they had been treated prior to when the workers organization was an efficient brake at all-embracing will: as a passive entity is different from a slave in that it is replaced at no cost. Reality is that it is, to varying degrees in all countries, more pronounced where the fascist regime desires may prevail, 2 more attenuated in which still maintains the pretense of democracy. Whether invoking the absolute sovereignty of the state, as in Italy and Germany, whether its the need for national restoration, like in the United State or Argentina, what is sure is that the worker is in a passive position, destined to suffer all of the bad results of the capitalism bankruptcy period, without a medium nor rights officially recognized to resist the in-audit depression of their existence, the victim, the scapegoat for all the tested masters of the world in their desire to save their system that threatens definitive ruin.
Lack of resistance
The deed done by the closed offensive doesn't impress much and the ruthless capitalist class against the life of the worker like the lack of dignified resistance for their part. The industrial bourgeoisie and landowner knows that he can reduce salaries to unspeakable amounts, trample the dignity of the exploited, cast them off at any moment to starve on the street, in the safety of others more starving and deprived anxious to find the opportunity to obtain one miserable bread crust and don't hesitate to to occupy the most barbaric conditions. For knowing proceeds how the bourgeoisie comes.
So, provocations follow provocations and the workers action doesn't stop feeling, the proletariat defense, the organized resistance against exploitation that brings us back ages to all organizations of workers. We're speaking with particular regards in the case of Argentina where the proletariat battles against all the powers has created a true epic. Here, where in the most adverse circumstances of the past have battled with tenacious energy and have put a stop to the prepotency of bosses and rulers, now, only defense are recorded by the anarchist advanced core, movements that despite persistent activity do not manage to cause the bulk of the masses enough to be at location of the disproportionate response oppression.
We, anarchists, situated permanently and irreducibly on the fighting grounds, find the doing objective, without discouragement and without surprise. We'll explain perfectly what happens. The country's proletariat has creating it's fighting legions and has educated it's minds to follow the rhythm of capitalist society that has developed within its own breast. It has unveiled periods of relative prosperity, when the ascending capitalist could cede without putting his stability in danger. The actual situation is very distinct. The bourgeoisie, all wrapped up in the contingencies of definitive crisis, sits in front of the abyss and is afraid of drowning the first step back. From there he ferociously digs in his heels to save himself from the same proletariat, from there he appeals to the impossible judged reaction of the media. From there the great disconcertment momentarily unnerves the workers, unprepared to fight in these newly created conditions, convinced moreover of the impossibility of the old claims of limited character and still without arrests to throw a fight of the intensity and vigor that the circumstances demand, a fight which can and should be decisive.
Add to that disorientation produced by new modalities of capitalism, the paralyzing power of politics introduced in the working agencies and the direct effect of repression and it explains enough about the actual state of proletariat atony, state that in no way can be permanent and should be and will be overcome by the tenacious action of the libertarians, aware of the responsibility that corresponds like vanguard in the social fight.
Death Penalty
As expected, the senate has approved the re-implementation of the death penalty as well as diverse repressive measures, some measures like honoring democratic hypocrisy, represents the infamous draft of Sanchez Sorondo.
We'll leave this for others to scandalize, bombarding what this implies, against the conquering elements of the right. It is not the time for naive fuss nor solemn invocations at culture and herbs. The senators who voted for these laws have met their rightful mission. They have spoken clearly. It's not about applying such or acquisition of the science of pre-rendering the rights, but to forge the most violent arms of repression. There are other legal and humanitarian arguments against the death penalty. It's not common delinquency, consubstantial to the system, that it tries to repress, but the movements and ideals of social justice. More clearly: it tries to physically exterminate the social revolutionaries, the anarchists. It's been expressed very clearly and we must thank this, how many less. So nobody should be deceived. Trust in the judicial guarantees and in the conquests of right get smaller each time. The chance of precarious vote to wipe out the poor. Unless: caprice of any cop. What advantage to those who are torn apart and beaten by the inquisitorial police the doing that the law doesn't authorize corporate punishment? And perhaps, without the death penalty, the police impunity hasn't assassinated man who had bad reputation? So?
The death penalty? Several years of prison for a propaganda "crime" charge. Logical recourses of the State, that in one way or another they'll apply it, just like they're already applying it. Whether within the boundaries of law or not, little matters. What's essential is to know how to defend oneself. Every weapon corresponds to its opposite. The repression has never managed to suffocate the resistance but makes it more violent and inflamed. What the apostles of order know is good and what the workers know is who they want to terrorize with the new approved methods.
How much time to the anarchists, to the true revolutionaries, it is to say that they will not be frightened by a few laws more or less. In the fight, everything is in knowing how to respond adequately. And the anarchists have proved that they know how to respond.
From where does it result, that the attitude of the Senate, although perfectly logical, is completely useless in the end.
Growing Repression
Always, until now, violent repression of the state has been an answer to the insurgent action of the masses. It was a logical reaction. Today the phenomenon doesn't occur the same way. Never have the violent governmental measures been so extreme as they are now. Denial of elemental conquest, exception laws, jails, tortures, deportation, how much the imagination of the authority has made up is put into play by the government, the most democratic included. All of give the impression to be dominated by an invincible panic, to prepare themselves to resist a terrible enemy, against whom the precautions are few.
Why, if the way we see it, the town supports everything with the most irritable passiveness. If no protest movement mobs in this moment of unbearable bourgeoisie normality?
It's because the governments – bourgeoisie security agents know well the precarious situation of the regime. They know that this debate in this unstable equilibrium, that has bankrupted materially, that their problems are unsolvable within the force of the institution. The bourgeoisie panic and that the governments complies to what they prevent and they fear the final insurrection of the masses. Better informed than the greater majority of the workers, they understand the organic impossibility of maintaining the state of things for a long time, if personal conflicts of economic decomposition occur this will only add to the swoop of the revolution of the proletariat. The present passiveness of this does not calm them because they intuitively know that she has to have an end. And because of that, willing to consume its last – recourses – those of the crude and naked violence – cautiously mount the apparatus of the repression trusting one to save ones privilege from the catastrophe that they have precipitated.
If this fear didn't exist and that obstinacy no explanation they would have systematic measure of violence that without exception all governments practice and plan.
With machine guns and dogs – even with dogs! - the capitalism defends itself now (photo caption)
The Proletariat Insurgency
Admitting this, which for us is evident, it results that the proletariat, the men that make the transformation of justice in society old, have, in light of the actual situation, ample confident motive in the future. The violence carried out by the bourgeoisie is not a health symptom but of decadence and desperation. The system of oppressive exploitation is closer than the decline that permitted the "liberties" of another time. Just that the powers established do not resign to disappear, nor do they disappear for certain, for decree of a false historical fatality. More than ever is the a lack of conscious action, proletariat decided and audacious. There lacks that insurgent action that the governments fear above all things and against which they direct their entire law arsenal and arms. The iron dilemma: REBEL OR PARISH presents itself with vigorous relief in front of the proletariat, that is already fed up and tired examples of what absolute hegemony of the privileged classes means, of what THE BOURGEOSIE SOLUTION OF THE CRISIS, THIS IS, FASCISM, THE DICTATORSHIP, THE MASSACRES. Or find salvation on the route to socializing revolution and liberty or resign to fall into an abyss of slavery and abjection. The first option is what the bourgeoisie and the government fear is a problem of will, energy and organization that anarchism offers the proletariat, conscious of the fact that their solution depends solely on the proletariat and willing to assume the integral responsibility of the initiative in the fight. OPPOSE WITH ALL OF THE FORCES THE OFFENSIVE CAPITALIST AND STATE. PREPARE TO TAKE YOUR TURN THE OFFENSIVE THAT ARE THE GENERAL OBJECTIVES THAT WE OFFER THE WORKERS IN THIS DECISIVE MOMENT OF HISTORIC REVOLUTION.
New Methods
Like the prior condition requires that the workers rectify the the habits acquired in the period of the democracy and the "normality" that has ended for good.
The revolutionary workers organization, declared conspirators, should declare more than ever taking advantage of the workplaces constituting a propaganda nucleus and orientation that can be the true base of workshop and factory committees. It should perfect the subversive work system in the clandestinity, with the ends of entirely neutralizing the effect of the repressions. Along with the military labour we should address the study of the immediate possibility of a social revolutionary movement, both in terms of insurgency as a construct.
SOLIDARITY with the social prisoners
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