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Ciencia Social

que, ciertamente, eran siempre avanzadas, tomaron entonces su color definitivo. Kropotkin se hizo internacionalista y se adhirió al grupo llamado anarquista, en el cual, ferviente apóstol, ha continuado desde entonces.

De vuelta á su país natal, se acercó al circulo revolucionario inspirado en las mismas ideas -- aquel de los ciaikovzi -- y á poco fue propuesto como miembro y admitido por unanimidad. Fue el quien corrió con el cargo de escribir el programa del partido y de su organización, lo cual fue hallado después entre sus papeles.

En 1872 comenzó sus conferencias clandestinas sobre la historia de la Internacional, y no eran sino el desarrollo de las ideas del Socialismo y de la revolución, basado en la historia de todos los movimientos populares modernos. Estas conferencias, que á la profundidad del pensamiento unían una claridad que las hacía accesibles á la mente menos cultivada, despertaron un vivísimo interés entre los obreros del distrito de Alejandro- Newsky. Éstos hablaron de ellas á sus compañeros de fatiga, y bien pronto la noticia se esparció por todas las fábricas del contorno y llegó, naturalmente, á oídos de la policía, la cual empeñóse á todo trance hallar al famoso Boradin, pues bajo este supuesto nombre Kropotkin daba sus conferencias. Pero no pudieron los esbirros del zar salirse con la suya al primer momento, pues Kropotkin, habiendo dado por terminadas, después de dos meses, sus lecciones, no apareció más por la casa sospechosa, y hacía los preparativos para salir al campo con el propósito de hacer propaganda entre los campesinos, transformado en pintor ambulante, porque á su vasta erudición unía un notable talento de artista.

Pero la policía consiguió comprar á un obrero, el cual accedió á hacer de espía, y se lanzó á vigilar por las calles principales con la esperanza de encontrar uno ú otro día al buscado Boradin. Después de algunos meses, el miserable vendido pudo dar con él, y lo denunció á la policía. Kropotkin fue arrestado, mas no quiso dar su verdadero nombre. No obstante, le fue inútil esconderlo. Algunos días después, la patrona de la casa en la cual él había alquilado una habitación, se presentó á declarar que un huésped suyo, el príncipe Pedro Kropotkin, había de pronto desaparecido y faltaba desde el día tal. Conducida ante el supuesto Boradin, reconocióle por su huésped, y Kropotkin tuvo que confesar entonces su verdadero apellido.

Grande fue la emoción producida en la corte del zar por el arresto de un tan elevado personaje. El emperador mismo se conmovió hasta tal punto, que un año después, pasando por Karkoff, cuyo gobernador era un primo de Pedro, llamado Alesio Kropotkin (el cual fue asesinado en el año 1879), el soberano le preguntó bruscamente si era cierto que el arrestado era pariente suyo, y se mostró sumamente descortés con él.

Tres años pasó Pedro Kropotkin encerrado en una celda de la fortaleza de Pedro y Pablo. En los primeros meses del 76, por orden del médico, fue trasladado al hospital de Nicolás, pues la prisión había arruinado su salud, hasta tal extremo, que no podía comer ni moverse. Al cabo de algunos meses se hallaba bastante restablecido, pero él hizo cuanto supo para disimularlo. Caminaba con el del que sufre, hablaba en voz ahogada, como si el abrir la boca le costase un esfuerzo penoso. La causa era simpicísima: había sabido, por media de una carta recibida de sus amigos, que se organizaba una tentativa para lograr su evasión, y como que en el hospital la sospecha era menor que en la fortaleza, era necesario prolongar la estadía en él. En efecto, en el mes de julio del año 1876 fue llevada á cabo la sensacional fuga, habiéndose seguido el proyecto que Kropotkin mismo trazó en el hospital, el cual fue organizado por el inolvidable revolucionario ruso el Dr. O. E. Weimar,- ilustre personaje de la alta sociedad rusa, que murió desterrado en la Liberia por creérsele complicado en el atentado de Solowief contra la vida de Alejandro II en 1879.- El Dr. Weimar facilitó su coche al fugitivo y se prestó a servir de cochero para salvarle mejor.

Pocas semanas después, Kropotkin se hallaba ya en el extranjero.

De aquel tiempo data su verdadera actividad revolucionaria, dejando de ocuparse exclusivamente del movimiento ruso para consagrarse al movimiento socialista universal.

*

Lanzado á la actividad de la lucha en la vasta arena del Socialismo, sin descender ya más á los subterráneos de la agrupaciones secretas que minaban la Rusia, las grandes dotes de Pero Kropotkin pronto fueron conocidas del nuevo mundo socialista, que empezaba á formarse. Ya con la pluma, ya haciendo uso de su oratoria fácil y arrebatadora, Kroporkin desde aquella fecha no ha cesado un momento de propagar las modernas doctrinas que serán la base de la sociedad del porvenir.

Cuando sube á la tribuna, su palabra ardiente apasiona. Tiene la facultad de inspirarse, como todos los grandes oradores, á la vista de la multitud que le está escuchando. Y entonces es cuando ese hombre singular se transforma; el anciano rejuvenece. Su voz vibra con aquel acento de profunda convicción que no puede engañar, ni ser fingido, y que se siente á medida que una habla, no ya con la boca, sino con todas sus vísceras. Sus discursos producen una impresión inmensa, porque cuando la pasión llega á tal extremo, tiene la facultad de comu-


Upon returning to his country of birth, he became close to the revolutionary circles that shared many of his ideas- the Tchaikovsky Circle- and over time he was unanimously admitted as a member. He was in charge of writing about the party's program and organization, which was later found amongst his papers.

In 1872 he began to host clandestine conferences on the history of the International, in which the ideas of Socialism and revolution were developed, based on the history of modern social movements. These conferences, that made such deep intellectual thought clear and accessible to lesser-educated minds, awoke a vivid interest among the workers in the district of Alexander-Newsky. They spoke of these conferences to their co-workers, and soon the news spread to all the factories of the region until it finally reached the ears of the police, which searched desperately for the famous Boradin, the name under which Kropotkin hosted these conferences. But the tsar's men were not immediately able to have their way, because Kropotkin, having stopped his lectures for two months, never reappeared at the suspicious house, and he began making preparations to go out to the countryside with the purpose of spreading propaganda amongst country folk, disguised as traveling painter, because thanks to his vast educations he was also a talented artist.

However, the police eventually managed to buy a worker that would serve as a spy, and he would patrol the main roads with the hope of one day finding the much wanted Boradin. After some months, the miserable sell-out was able to find him, and he alerted the police. Kropotkin was arrested, however he would not give out his real name. Nevertheless, it was useless for him to try to hide it. Some days later, his owner of the house were he had been staying went to the police to declare that a guest of hers, prince Peter Kropotkin, had been missing for so many days. Went she was presented the supposed Boradin, she recognized her guest, and Kropotkin's identity was revealed.

The arrest of such an honorable person caused much commotion in the court of the tsar. Even the emperor himself was disconcerted to a certain extent, because one year later, while passing through Karkoff, whose governor was a cousin of Peter, named Alessio Kropotkin (later assassinated in 1879), the emperor asked the governor if it was true that the arrested man was a relative of his, and he appeared to be very discourteous with him.

Kropotkin spent three years locked up in a cell in the Peter and Paul Fortress. In the first few months of 76, a doctor ordered that he be moved to the Nikolaevsky Military Hospital, because the prison had ruined his health to the point that he could not move nor eat. After a few months his health had recuperated, but he did his best not to show it. He walked with a limp, and he spoke in choking voice, as if the mere act of opening his mouth was a painful task. The reason for this was simple: He had received a letter from some of his friends about the possibility of planning an escape from the hospital. Since the hospital was less guarded and suspicious than the fortress, it was necessary that he stay there as long as possible. In effect, he was able to escape in July of 1879 thanks to plan organized by the unforgettable Russian revolutionary Dr. O. E. Weimar- the famous character of Russian high society, who died in Siberia for having believed to be an accomplice in the attempted murder of Alexander II in 1879.- Dr. Weimar acted as the driver of the getaway car to better aid Kropotkin's escape.

A few months later, Kropotkin was hiding outside of the country.

From this point onwards dates his truly revolutionary activity, leaving behind his work in the Russian movement to aid in the universal socialist movement.

*

Throwing himself into the activity of the fight in the vast arena of Socialism, without delving anymore into the underground secret circles found in Russia, the great stories of Peter Kropotkin were soon known all over the emerging socialist world. Making use of his pen, and of his inspiring speeches, Kropotkin has not ceased one moment in the propagation of the modern doctrines that would be the basis for a future society.

When he approached the stand, his ardent words impassion everyone. His is easily inspired, like all the great speakers, by the masses of people who are listening. And in that moment the exceptional man is transformed; the old man is rejuvenated. His voice vibrates with an accent of profound conviction, one that cannot be faked, and that is felt the longer one speaks, not with the mouth, but with all of one's being. His talks produce an immense impression, because when passion reaches such an extreme, he has the ease of communicating with...

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